miércoles, 2 de diciembre de 2009

Reporte de Lectura sobre la Introducción a la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas de Hegel

La actividad de la filosofía, que en este caso es la reflexión, la ha colocado en ocasiones el ser considerada como la Madre de todas las ciencias. No podemos hacer a un lado tal caracterización, pues desde hace mucho tiempo se ha dicho que es un saber totalizador que se encarga de perseguir la verdad. Y no es para menos que muchos filósofos la han defendido a capa y espada, de las críticas que le hacen las otras ciencias. Es en este sentido que a la filosofía se le ha dado el hombre de todóloga, por querer explicar con satisfacción cada uno de fundamentos que rigen el mundo. Uno de los defensores de tal postura, es Hegel, un filósofo Alemán que revoluciona el mundo de la filosofía. Por consiguiente, para que podamos entender por qué él se posiciona de esa manera, mejor prosigamos a la exposición de uno de los fragmentos de su libro que se llama: La enciclopedia de las ciencias filosóficas.
La filosofía y la religión tienen en común la búsqueda de la verdad[1], o la del ser absoluto que se le ha llamado Dios. Éste constituye uno de los objetos y presupuestos a los que sin duda no podemos tener acceso –en el sentido Kantiano a lo que se le denomina cosa en sí– pues es una de las abstracciones que todo ser humano ha pensado alguna vez en su vida. Si profundizamos en los aspectos filosóficos de tal existencia metafísica, nos daremos cuenta de que no resulta del todo difícil tener una creencia respecto a lo absoluto, a pesar de que haya personas que no crean en un Dios. ¿Entonces, esto significa que para poder creer en ese ser absoluto, es necesario que lo científico, lo que tiene carácter racional, no esté peleado con los sentimientos, con la creencia o con la fe? Sí. Durante mucho tiempo ha existido una dicotomía que ha hecho que lo racional, lo que tiene estrictamente carácter científico, no deba estar ligado a los sentimientos, a las voliciones, o a las creencias.
Una de las características del ser humano es la racionalidad, lo que lo lleva a construir diferentes configuraciones de la realidad, como lo son: Los diferentes sistemas políticos y morales que imperan alrededor del mundo. A su vez, el hombre no puede desprenderse de sus voliciones y creencias, ¿Pero cómo le puede hacer el individuo para no sólo posicionarse del lado de la racional y que se olvide de los sentimientos, de la creencia. Primero, hay que entender que por medio de las representaciones inmediatas –una de las cosas a las que aludían los empiristas– donde confluyen las sensaciones, los sentimientos, pueden ser examinadas por un proceso reflexivo, que las transforma en pensamientos e ideas. Entonces vemos que se abren 2 brechas: la primera tiene que ver con los datos sensibles se le ha llamado la vía de la inmediatez, y a la segunda que tiene que ver con las abstracciones, con la formalización se le ha llamado la vía de lo mediato. Ambas representan maneras de articular para conocer el mundo. ¿Pero cómo le podemos hacer para tener una interpretación de lo más acertada posible de realidad, tomando en cuenta tanto lo inmediato como lo mediato? Se tiene que hacer el esfuerzo por tener una profunda reflexión, que nos permita convertir los datos sensibles, en ideas en pensamientos[2].
Es de humanos el filosofar, el tratar de comprender una diversidad de situaciones que van de lo político a lo económico, para hallar todas las implicaciones posibles. La filosofía es una labor que comúnmente puede ser entendida como fácil, que requiere un mínimo de esfuerzo, a lo que Hegel responde: “La actividad filosófica es una de las más elevadas a las que se puede dedicar el hombre”[3]. Es aquí, donde se procede con rigurosidad el examen de las problemáticas, algo nada sencillo. Lo racional, el desenvolvimiento del espíritu cobra fuerza para anclarse en lo profundo de la reflexión filosófica. ¿No querría decir que hay una contradicción respecto a que se ha estado señalando una y otra vez que las representaciones no deben estar peleadas con los pensamientos, cuando se habla de la preeminencia del saber filosófico? Para que podamos entender tanto el avance de la empiricidad, de la inmediatez y de la reflexión dentro de las ciencias, será necesario posicionarnos en uno de los acontecimientos que revoluciona al mundo es: La reforma protestante impulsada por Lutero. Ésta le quita un enorme poderío a la Iglesia de Medioevo, que no permitía que el conocimiento, la investigación fueran prácticas comunes, reconocidas por la comunidad.
Gracias a la reforma Luterana, el avance de la física provocó que se tenga otra concepción del hombre y del cosmos. Las leyes de Newton[4], entre ellas la de la gravitación universal, permiten el desarrollo de la física moderna –el preámbulo para el estudio de la física cuántica. Como vemos, las ciencias, entre ellas la física, han permitido que la humanidad vaya teniendo progreso. La historia, la geografía, la medicina, el derecho, tienen que ver con lo contingente, con lo parcial y accidental[5], que es producto de la experiencia. Particularmente vemos que dentro del derecho, las leyes varían de un lugar a otro, dependiendo el año de su promulgación.
El objeto de estudio de los demás saberes, ajenos a la filosofía es incompleto y parcial, mientras que el objeto de estudio de la filosofía es completo, porque se centra en los pensamientos en las abstracciones que apelan a lo absoluto, en una palabra: se habla de un sistema[6], que tiene relación con todos los órdenes del conocimiento. Dentro de la filosofía existen diferentes corrientes de pensamiento, como lo puede ser el racionalismo, el empirismo, y cada una de ellas tiene su propio sistema. Además para que el sistema filosófico pueda funcionar de una mejor manera es necesario tener en cuenta, que debe de incluirse a la cosa en sí, al ser absoluto, para que así se pueda dar cuenta de la verdad.
Conclusión: El objetivo de Hegel en la Introducción a la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, es mostrarnos el valor supremo de la filosofía, respecto a los otros órdenes del saber, porque va a los fundamentos, a los argumentos, a los principios[7]. Y a pesar de que haya una multiplicidad de corrientes ideológicas dentro del campo filosófico, cada una de ellas tiene su valor propio, en sí mismo. Para que tal saber pueda operar de esa manera Hegel hace la distinción entre: lógica, filosofía de la ciencia y filosofía del espíritu[8], que son tratadas en el desarrollo del libro.











Bibliografía:
Hegel, G.F Enciclopedia de las ciencias Filosóficas, México, Casa Juan Pablos, 2002.
Elaboró: María Georgina Quintero Sánchez

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