jueves, 10 de diciembre de 2009

Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas (Primera parte) La ciencia de la lógica

Para Hegel la lógica es la ciencia de la idea en el elemento abstracto del pensamiento que no opera sobre intuiciones ni con representaciones sensibles abstractas, sino con abstracciones puras, cuyo producto como actividad es lo universal y lo abstracto en general, lo cual le da forma al pensamiento. La idea en el pensamiento se desarrolla a partir de la peculiaridad de determinaciones y leyes propias que él tanto se da, como encuentra en sí mismo. Entre estas determinaciones se encuentran por ejemplo: el ser, el no ser, el ser en sí, el ser para sí. El pensamiento como sujeto es el yo o ser pensante que interviene en todas las determinaciones, y nada se produce fuera de él. Y el yo, para este pensador, es el individuo constituido por mí que excluye a todos los demás, pero que a la vez es excluido por cada uno de ellos en su propio yo. El yo representa lo general, y la comunidad una forma exterior de lo mismo, el yo es la existencia de la universalidad completamente abstracta.
Hegel encuentra que la utilidad de la lógica para el sujeto es su contribución a la educación de la inteligencia, es decir al conocimiento de las leyes del pensamiento puro; sin embargo al ser la forma absoluta de la verdad pura, su utilidad consiste en algo más que el ejercicio formal del pensamiento. Hegel retoma de Kant los elementos formal y material pero considera una relación al interior de éstos. Para él, el contenido de la representación es la materia sensible elaborada por el individuo mismo a la que le da forma y de la cual se apropia a través de la reflexión.
Encuentra que la representación posee además del sensible, un contenido proveniente del pensamiento mismo; como en las representaciones de hechos jurídicos, morales y religiosos y del propio pensamiento, cuyas formas son universales en tanto el origen y la representación de los mismos. No obstante el carácter distintivo de las representaciones de las determinaciones ya citadas u otras análogas, que parecen separarlas y situarlas en espacios distintos en cuanto objeto material, no así su contenido que no cambia ni pasa con el tiempo. Sin embargo permanece en estado de individualización y aislamiento.
Así las representaciones de las determinaciones pueden ser simples, y aisladas como las afirmaciones de: derecho, Dios, etc., que no son más que pensamientos, pero a las que el intelecto agrega otras determinaciones aisladas de la general, que lo lleva a convertirse en concepto. Por lo que es el entendimiento el que introduce en las determinaciones aisladas de las representaciones, las relaciones necesarias de lo general y lo particular u otras que producen los conceptos, pero sin ligarlas, y la facultad representativa se encarga de colocarlas una al lado de la otra pero no las asociarlas, sino de forma indeterminada, por la y.
Hegel introduce el elemento del lenguaje como obra del pensamiento y no al contrario. En éste argumenta, todo es universal, razón por la cual, aun cuando se trate de expresar algo particular, algo que pertenece únicamente al individuo, ya sea sensación o sentimiento a las que por cierto considera lo menos real, no es posible. El producto del pensamiento reflexivo como actividad propia del pensamiento, aplicada a un objeto, es lo universal y lo que constituye la esencia íntima y realidad del objeto. Es por la reflexión como se manifiesta la verdadera naturaleza de las cosas, que a su vez son producto del espíritu en cuanto sujeto pensante, es decir en cuanto yo. El pensamiento en cuanto a su contenido, no es un ser o hacer particular del sujeto sino la conciencia , a la que Hegel llama el yo puro, independiente de todo particular, dado que produce sólo lo universal, sin embargo lo universal sólo es un momento del concepto. Al pensamiento que produce determinaciones finitas llama inteligencia, y esta finitud de las determinaciones conceptuales se producen tanto de forma subjetiva y en oposición al objeto y también por su contenido limitado. Al analizar conceptos metafísicos para verificar su veracidad o falsedad, afirma, que dependerá de la contradicción que se encuentre entre el sujeto de la representación y el concepto que de él se predica.
Bibliografía:
G.F.Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, [Trad.Ovejero y Maury,Eduardo],Casa Juan Pablos, México,2002,pp.29-39


Elaboró: María Teresa González Mondragón

Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, Introducción

Esta obra del pensamiento de Hegel parte de la idea de la diferencia de la filosofía con respecto a las otras ciencias en las que su objeto les viene dado a través de la representación inmediata, por lo tanto el método de su investigación debe ser diferente. La filosofía, al tener por objeto la búsqueda de la verdad, tiene en común con la religión algunos otros objetos que la segunda posee, pero el objeto primordial de ambas radica en la verdad en el sentido más puro y elevado que esta palabra signifique.
La filosofía gira en torno al conocimiento de la medida de lo constante y universal para llegar a las individualidades, tomando su contenido de las propias intuiciones y percepciones de lo exterior y lo interior, no sólo de lo presente, también del espíritu y del ánimo del hombre mismo. Así la filosofía puede suponer cierto conocimiento de interés de los objetos que provienen de la conciencia, ya que antes de formarse conceptos se forma la representación de los mismos, que lo llevan al conocimiento y por ende al concepto. La condición pensadora por tanto requiere de la obligación de mostrar la necesidad de su contenido y de probar la esencia de su objeto. Un conocimiento, dice: no puede permitirse el hacer o dejar pasar supuestos y aserciones. La filosofía es definida por este autor, como la consideración reflexiva de los objetos y el modo por el que el pensamiento se eleva al conocer por medio de los conceptos. Lo humano es lo que se realiza por medio del pensamiento. Por tal razón, el pensamiento filosófico es diferente al pensamiento general que posee todo humano, en virtud del contenido de la conciencia como producto del pensamiento y cuyas primeras formas son el sentimiento la intuición y la representación.
G.F. Hegel establece un elemento más, el sentimiento, que puede coexistir con el pensamiento, de este último surgen la religión y la religiosidad al igual que la moralidad y el derecho sólo presentes en el hombre y productos del pensamiento en actividad. Sin embargo, admite que es diferente tener pensamientos y representaciones determinados por el pensamiento, que tener pensamientos sobre éstos, es decir la reflexión o el pensar sobre los modos de la conciencia es lo que llama razonamiento o filosofía.
Así el contenido de nuestra conciencia es el que da a los sentimientos, intuiciones, imágenes, representaciones etc., incluso a los pensamientos y los conceptos un carácter determinante. En cualquiera de sus formas el contenido es objeto de la conciencia y permanece siempre igual a sí mismo. Pero son también representaciones en cuanto que tenemos conciencia de su existencia, porque las representaciones no son suficientes para que haya significación en el pensamiento. Por tanto; no podemos saber, qué representaciones, intuiciones y sentimientos corresponden a los pensamientos y conceptos que poseemos, a menos que se tenga la comprensión de la filosofía y el hábito de pensar de forma abstracta y a través de pensamientos puros.
En la conciencia común dice Hegel, los pensamientos están revestidos y ligados con lo sensible y lo espiritual, no así en la reflexión y el razonamiento en los que se mezclan sentimientos intuiciones y representaciones además de los pensamientos de contenido sensible. El espíritu, como sentimiento e intuición tiene por objeto lo sensible y procura satisfacer al pensamiento, tomándolo como su objeto para llegar hasta lo más profundo de sí mismo, al pensamiento. La forma del contenido de la filosofía debe estar de acuerdo con la realidad y la experiencia que representan, y el mundo exterior e interior de la conciencia, que además prueban la veracidad de tal filosofía, cuyo fin sería: el producir mediante la conciencia de ese mismo acuerdo, la conciliación de la razón consciente de sí misma, con la razón que tiene que ver con la realidad.
La realidad por tanto la constituye el resultado de esa fusión, de allí su proposición, lo que es racional es real y lo que es real es racional, siendo el intelecto el causante de la separación entre la realidad y las ideas. La realidad para Hegel, ya no se concreta a lo que se encuentra dentro de sí mismo, sino también la constituyen los pensamientos de lo que existe, lo que produce leyes y teorías, por consiguiente el pensamiento es para él, el instrumento de la filosofía. Sin embargo existe la razón subjetiva cuya forma es la necesidad y la reflexión que se encarga de satisfacerla, es el pensamiento especulativo y puramente filosófico. La ciencia especulativa reconoce y emplea el contenido empírico de las otras ciencias y los convierte en su contenido propio, para después introducir otras categorías entre las de la ciencia.
Así, la filosofía en su relación con nuestra común conciencia, debería ser capaz de revelar la necesidad de su modo propio de conocimiento, pero con respecto a los objetos de la religión y de la verdad, debería demostrar la capacidad de conocerlos por sí misma. Hegel contradice a aquellos que proponen la idea del saber intuitivo o inmediato, y afirma que para filosofar y juzgar a la filosofía no basta con el conocimiento general, ni con los sentimientos religiosos y tampoco es posible si no se tienen conocimientos, dedicación al trabajo y el estudio. Finalmente explica que, la filosofía debe ser justificada por sí misma como conocimiento filosófico y apunta las razones.


Bibliografía
G.F.Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, [Trad.Ovejero y Maury,Eduardo],Casa Juan Pablos, México,2002.


Elaboró: María Teresa González Mondragón

La religión revelada, en Fenomenología del espíritu

¿Qué es la religión? ¿Una serie de dogmas a seguir?¿El cumplimiento de rituales o actos de la tradición que se llevan a cabo de forma sistemática pero no consciente y que se limitan más a expresiones externas del comportamiento humano, que a actos internos del individuo? Ser religioso ¿significa profesar una religión determinada, o solamente creer en cierto dogma o en Dios? ¿Significa lo mismo creer en… que actuar como…? ¿Qué relación existe entre el actuar moral y la religión? ¿Qué significa Dios en el pensamiento de Hegel?
Tal vez podamos encontrar algunas respuestas en este texto de Hegel. Encontramos que para él la ley moral se fundamenta en la conciencia individual de cada persona sin haber necesidad de intermediación alguna llámese humana o simbólica, en la acción del culto de los ídolos lo que constituye cierto modo de mediación, que no se requiere, sino mas bien la acción personal de transformación interna que se manifiesta en el obrar moral lo que da sentido de realidad y produce el movimiento histórico.
De esta forma la religión revelada establece los argumentos principales de la ley moral como producto de la conciencia individual, sin la presencia de mediación alguna y el culto externo representa la acción transformadora de la realidad social, en la primera parte del texto se distingue claramente la influencia religiosa aun prevaleciente en Hegel. Consiguientemente afirma el autor que, la religión produce en el individuo el obrar ético y moral; formas por las que el espíritu absoluto se concretiza pasando de la forma de la sustancia a la del sujeto, en la que se produce la figura interna y la conciencia de bien y el mal, es decir de la forma moral del comportamiento. En la sustancia, esto es, en la conciencia que el individuo tiene de sí mismo, la sustancia desaparece impidiéndole captarse a sí misma, produciendo en él un cambio que lo lleva a conducirse a partir de la figura absoluta, produciéndose la unificación de ambos. Esencia divina y sí mismo, que se sintetizan en algo real, unidos pero a la vez en conflicto constante ya que lo concreto siempre está pretendiendo lo absoluto y lo absoluto se concreta en el individuo como ser pensante. Por eso afirma Hegel, “El sí mismo es la esencia absoluta”[1] el sí mismo que subsiste por sí mismo sin necesidad de más.
En la religión revelada el problema del en sí como sujeto y no como objeto, se distingue al mismo tiempo la idea circularidad y contradicción, que hace que en éste , la esencia absoluta, la sustancia, devenga en objeto de la conciencia. Pero aclara que esto no en referencia al espíritu religioso solamente, sino que la esencia absoluta es el espíritu real, el espíritu del hombre como ser de razón en el que según Hegel se encuentran dos naturalezas igual de esenciales, por lo que el espíritu es la conciencia de sí y de su sustancia objetiva como autoconciencia.
La religión por tanto pertenece al espíritu ético que se disuelve en el estado de derecho por lo que: “El sí mismo como tal, la persona abstracta, es esencia absoluta” [2] y esta vida ética a la vez está inmersa en la universalidad, del mismo modo que de la singularidad surge también el sí mismo que es depurado y llevado a la universalidad, abstracta del derecho. Desde esta perspectiva el espíritu ético está vacío de contenido y las individualidades se reúnen en una “Universalidad abstracta del pensamiento puro” que le confiere igualmente al sí mismo ya sin contenido, el ser en y para sí. A través de esta reconstrucción del sí mismo que surge de la propia conciencia que permanece dentro de sí y que pertenece a la esencia y a su ser allí le lleva a su propio reconocimiento como persona abstracta, solo poseedora de su propio pensamiento que la ubica en el papel de objeto y no ya de sujeto.
Esta conciencia del pensamiento despojado de su contenido y llevada a la independencia, lleva al pensamiento a un estado de constante movimiento, y de esta misma autoconciencia conocedora de la validez de la persona abstracta desde el puro pensamiento, a la que conoce porque está consciente de su pérdida de sí y de su saber de sí, se constituye lo que Hegel llama la conciencia desventurada, que es el reverso de la conciencia del sí mismo dentro de sí. Es tener la conciencia del sí mismo como persona moral, religiosa y pensante. Y al mismo tiempo la conciencia de la negación del sí mismo y de la pérdida del contenido de lo esencial y lo divino, quedando solo la conciencia del propio pensamiento, alejado de la esencia divina, de la certeza de sí mismo. Como resultado de esta condición de la conciencia del hombre, de la pérdida de la esencialidad en esta certeza de sí y del saber de sí a través del conocimiento de lo absoluto que ha perdido su valor, y si lo tiene no es en la individualidad del vacío profundo que todo esto significa, surge la desconsoladora frase de Hegel que afirma “Dios ha muerto” [3] Sin embargo esa conciencia puede de lo absoluto que el hombre se construye ser asimismo la que disuelva la conciencia desventurada, el conocimiento que da sentido a la pérdida.
Con Hegel podemos constatar que la sociedad de su tiempo se encontraba ya inmersa bajo esa vorágine arrasadora de la modernidad, en la que tanto la fe como la religión hasta antes de época consideradas como ejes rectores de la sociedad y por tanto del comportamiento humano han perdido su valor y eficacia tanto como su esencia, aunque nos preguntaríamos ¿Realmente habían existido? De tal forma que ya no satisfacían el intelecto humano, así la esencia se separa de la conciencia, pero a la vez la conciencia es separada de la esencia de modo tal que, tanto la una como la otra se han perdido, dando lugar a la creación del para sí a partir del en sí.
En este reconstruirse dioses y hombres se han disuelto o más bien se han fusionado dando lugar al sí mismo. Para Hegel las obras morales y en general el obrar humano no constituyen una realidad ética, no son dones divinos, ni tienen un soporte religioso externo, tampoco son dadas a los hombres como obra acabada. Al contrario la vida ética es producto de la acción interiorizada en la que la religión ya no es suficiente, pues la sustituye. Sin embargo y a pesar de que el obrar exterior es reflejo del interior del ser, también parte de la existencia exterior.
Hegel coloca aquellos elementos culturales tales como el lenguaje, lo histórico, el arte, como existentes por sí mismos, como meras representaciones y no como realidad. Con él surge también la conciencia histórica, que coloca en un plano superior a la vida ética y que forma parte de la condición del espíritu de la cual se ha alejado la sustancia absoluta. “Todas las condiciones de su nacimiento se dan, y esta totalidad de sus condiciones constituyen el devenir, el concepto o el hacer que es en sí del concepto mismo” [4] Esta conciencia histórica sirve de paliativo para reducir lo trágico de la conciencia desventurada en la que las representaciones de la sustancia se reúnen para conformar una unidad como espíritu autoconsciente.
De la certeza del sí mismo en y para sí, nace de la conciencia de lo particular de la sustancia y de la conciencia de necesidad de no independencia del individuo, que lleva al concepto absoluto de Dios. Dios como espíritu absoluto separado del mundo de lo sensible, idea pura y por tanto ajena a la religión, Dios como espíritu para sí, la autoconciencia es el concepto puro. Así Dios deviene en objeto de la conciencia individual que se concreta en el individuo y éste siempre está en constante búsqueda de lo absoluto, lo que produce el movimiento y la constante contradicción con su opuesto. El mundo y su devenir que en su relación con lo absoluto se concreta en el hombre y Dios ser allí, que no sale fuera de sí mismo, como unidad inmediata con la autoconciencia universal y como unidad mediata en la forma de culto. El ser allí elevado a la representación se universaliza y se convierte en pura certeza de él mismo, la razón pura llevada al concepto puro que deviene en la autoconciencia y esa misma elevada al nivel de sustancia pura.
El contenido de tal religión de acuerdo a Hegel queda resumido así “la sustancia se enajena de sí misma y se convierte en autoconciencia”[5] y a la inversa “la autoconciencia se enajena de sí y se convierte en coseidad o en sí mismo universal” [6] se puede notar por tanto que el devenir de la autoconciencia se produce de la unificación de estas contradicciones.
En el pensamiento de Hegel los atributos que pueden darse al ser allí, a Dios como espíritu absoluto, son construidos por el sujeto siendo éste quien le otorga el significado y la validez de realidad. Sin embargo esta realidad está determinada por la conciencia inmediata y la razón, por lo que existen varias realidades que sólo la razón unifica. Además todo se da términos de necesidad e inmediatez, por lo que: el sujeto define el concepto de lo que es en la inmediatez de su conciencia por lo que no es en sí, de esta manera se reconoce a sí mismo como espíritu y llega necesariamente al espíritu absoluto, el que le es dado en la autoconciencia en sí, la que esta fuera de lo sensible, y que deviene en la conciencia del yo, de saber de sí.
Por consiguiente, si el espíritu absoluto es el en sí de la autoconciencia a la que se le ha dado la conciencia, se puede entender porque para Hegel el hombre real constituye la certeza inmediata, la razón divinizada y es elevado a la categoría del ser allí, por lo que afirma :
“La conciencia, entonces, no sale de su interior partiendo del pensamiento y no enlaza en si el pensamiento de Dios con el ser allí, sino que parte del ser allí presente inmediato y reconoce en él a Dios ” [7]
El individuo inmerso en la esencia de lo absoluto de la autoconciencia y la conciencia del devenir deja de ser autoconciencia individual, realidad de sí mismo para convertirse en autoconciencia universal, por lo que se resume el concepto del hombre de Hegel como ser subjetivo, pensante, autoconsciente de su conciencia y de su propio devenir histórico en tanto ser universal.
En suma el contenido simple de la religión absoluta es la figura de la autoconciencia en la que deviene la esencia, y la conciencia sobre sí como espíritu, que la llevan a querer ser igual a la esencia primera. Hegel agrega como elemento importante de su pensamiento la idea del otro en la conciencia, el otro como objeto distinto del sí mismo pero a la vez como un sí mismo. Así el espíritu religioso deviene como sí mismo simple positivo de la conciencia, mientras que el espíritu real, el de la conciencia desventurada constituye la certeza inmediata deviene en lo negativo simple autoconsciente. En la religión absoluta del pensamiento hegeliano el ser como concepto deviene en objeto del puro pensamiento, de la esencia absoluta para llegar a la esencia suprema, al concepto puro o abstracción absoluta de lo que es el ser en lo inmediato, tanto lo más alto como lo más bajo del saber especulativo.

Bibliografia
G.W.F.Hegel, La religión revelada en, Historia de Jesús, [Trad. González Noriega Santiago], taurus,México,1987,p. 99-125


Elaboró: María Teresa González Mondragón

Lectura: Introducción en la Fenomenología del Espíritu

La filosofía emplea un modo de proceder diferente y no como las ciencias que tienen un contenido diferente o tienen otro fin, y si empleara el mismo proceder de las otras ciencias no serviría para captar la verdad, es así como se encuentra en una situación desigual.
El comienzo de la formación y del remontarse desde la inmediatez de la vida sustancial tiene que proceder siempre mediante la adquisición de conocimientos de principios y puntos de vista universales, en elevarse trabajosamente hasta el pensamiento de la cosa en general, apoyándola o refutándola por medio de los fundamentos, aprehendiendo la rica y concreta plenitud con arreglo a sus determinabilidades, sabiendo bien a qué atenerse y formándose un juicio serio acerca de ella.
La verdad se presenta existiendo, es así como la verdad no puede ser sino el sistema científico, esta necesidad de que el saber sea ciencia radica en su naturaleza, y la explicación cómoda sólo puede ser a través de la exposición filosófica y demostrar que ha llegado la hora de que la filosofía se eleve al plano de la ciencia, el poner la verdad figura de la verdad en esta cientificidad lo que vale tanto como afirmar que la verdad sólo tiene en el concepto el elemento de su existencia, si lo verdadero sólo existe en aquello o, mejor dicho, como aquello que se llama unas veces intuición y otras veces saber inmediato de lo absoluto, religión, el ser, no en el centro del amor divino, sino el ser mismo de él. La sustancia no debe buscarse en el concepto, sino en el éxtasis, si no en el entusiasmo. Pero la filosofía debe guardarse de pretender ser edificante.
La ciencia que, hallándose en sus comienzos, no ha llegado todavía a la plenitud del detalle ni a la perfección de la forma, se expone a verse censurado por ello, todo depende de que lo verdadero no se aprehenda y se exprese como sustancia, sino también y en la misma medida como sujeto, es por eso que desconocer la razón el excluir la reflexión de lo verdadero, en vez de concebirla como un momento positivo de lo absoluto.
El resultado es lo mismo que el comienzo simplemente porque el comienzo es fin; o en otras palabras, lo real es lo mismo que su concepto simplemente porque lo inmediato, en cuanto fin, lleva en sí el sí mismo o la realidad pura.
El puro conocerse a sí mismo en el absoluto ser otro, supone que la conciencia se halle en este elemento, en lo absoluto .
La ciencia, por su parte, exige de la autoconciencia que se remonte, para que pueda vivir y viva en ella y con ella, su derecho se basa en sua absoluta independencia, en la independencia que sabe que posee en cada una de las figuras de su saber, pues en cada una de ellas, sea reconocida o no por la ciencia y cualquiera que sea su contenido sea, el individuo es la forma absoluta, es decir la certeza inmediata de si mismo; y si se prefiere esta expresión, es de este modo ser incondicionado.
El que la conciencia natural se confíe de un modo inmediato a la ciencia es un nuevo intento que hace, impulsada no se sabe por qué, de andar de cabeza; la coacción que sobre ella se ejerce para que adopte esta posición anormal y se mueva en ella es una violencia que se le requiere imponer y que parece sin base como innecesaria. El individuo singular, en cambio, es el espíritu inacabado, una figura concreta, en cuyo total ser allí domina una determinabilidad, mostrándose en cuyo total ser allí domina una determinabilidad, mostrándose las otras solamente en rasgos borrosos
.Bibliografía: Fenomenología del Espíritu, trad. Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica
ELABORO: Beatriz Alvear Díaz

La Historia de Jesús. La Religión Revelada

La Historia de Jesús. La Religión Revelada


Hegel argumenta que a través de las contradicciones el ser devenga pero al mismo tiempo que se dan dichas contradicciones se avanza para alcanzar lo que él llama: Espíritu absoluto.

Hegel nos habla de “el sí mismo, que es la escencia absoluta”, “el movimiento y la inversión de dicha proposición”[1]. El sí mismo viene de lo particular y de lo absoluto, es decir, que cuando pensamos en lo absoluto o divino, necesariamente lo hacemos a través de lo particular, en ese sentido el espíritu se conflictua, ya que Dios se reconoce así mismo a través de nosotros,
Hegel nos muestra cómo en un enunciado donde hay sujeto y predicado, éste último es igual a la sustancia separado del sujeto, “El sí mismo es la esencia absoluta”[2]

Para abordar la vida ética, según Hegel, tiene que ser desde lo general, abstracto o universal, pues desde ahí, desde lo abstracto derrama su singularidad y a la vez ésta “Se eleva desde este contenido y su ligereza la depura en la persona” [3]”En la vida ética el sí mismo se ha hundido en el espíritu de su pueblo, es la universalidad plena” .

Al mismo tiempo su pueblo avanza a través de las fisuras que la historia va registrando, el “espíritu” camina hacia lo absoluto, es decir, que en tanto el pueblo se deviene el espíritu avanza, contradicción misma, que nace desde lo divino (abstracto), y lo terrenal (concreto)


Cuando Hegel dice que “la conciencia sólo dentro de sí es la esencia”, está imposibilitando a la representación del objeto en el sujeto dado que la esencia necesariamente, será a priori, sin embargo para saberse como objeto, necesita el reconocimiento jurídico y al darse éste se da un traslado a la conciencia en donde encontrara su verdad.

Por otro lado si bien es cierto que la religión ofrece la verdad a través de Dios (lo absoluto, divino, perfecto), para conocer dicha verdad, lo absoluto tendrá que concretarse o individualizarse a través de Jesús hijo, quien por medio del espíritu santo se encarna convirtiéndose en igual al ser humano, imperfecto, consumándose así la “trinidad”

Ahora bien, Hegel nos dice en estas dos proposiciones lo siguiente:

a). Cuando la sustancia impide al sujeto incluir al “para si”, convirtiéndose en autoconciencia, “la sustancia se enajena de sí misma y se convierte en autoconciencia”.[4] Y,
b).Cuando la autoconciencia permite al sujeto representar al objeto “cuando la autoconciencia se enajena y se convierte en coseidad o en sí mismo universal” son inversamente proporcionales pero al mismo tiempo necesitadas una de la otra dado que en ellas, al darse su acercamiento o su devenir, se encuentra el espíritu.

“….tiene una madre real, pero un padre que es es sí como la sustancia son sus dos momentos o la autoconciencia mediante cuya mutua enajenación convirtiendose cada una de ellos en el otro, el espíritu cobra se alli como su unidad”[5]


Como hemos visto la autoconciencia impide la representación del otro, es decir la autoconciencia únicamente es “en sí” y “no para si” por lo que según Hegel no existe devenir de tal modo que el “espíritu es atributo al ser alli por la imaginación”[6] y esta estada representa en la vida misma, por la
naturaleza y la historia. En cuanto al terreno religioso, utilizan estas manifestaciones de la imaginación, para demostrar su verdad, sin embargo dice Hegel, que esta significación, “no logra ninguna fe ni veneración”

Por qué Hegel nombra a la religión, religión revelada?. La Religión oferta lo absoluto, lo abstracto, sin embargo para poder entender o vivir lo que esta religión ofrece, necesariamente tendrá que ser entre iguales, entre seres humanos, por lo que lo abstracto se convierte en concreto encarnando así a la esencia divina y justo es ahí donde ésta (la esencia divida), es revelada.
“…En ella la esencia deviene sabida como espíritu o es su conciencia sobre sí de ser espíritu…Por ello en esta religión es revelada la esencia divina”[7]


La conciencia se puede manifestar en dos casos, como esencia absoluta, es decir como un sí, mismo, o bien, cuando se le concede un otro a ésta, un secreto, como diría Hegel, es decir, representando a la conciencia un objeto y siendo éste mismo el secreto, cuyo objeto será para sí. “Este ser secreto termina cuando la esencia absoluta es, como espíritu, objeto de la conciencia”[8]


No es posible llamársele espíritu absoluto en la pura esencia abstracta, dado que tiene acompañarse de su contradicción, es decir éste desciende para darse a sí mismo la forma.

Si bien es cierto que la religión busca la verdad, esta tendrá que ser a partir de su propia contradicción, es decir si su postulación máxima es Dios, siendo éste perfecto, omnipotente, a quién entonces les ofrecerá dicha búsqueda?, sino a otros inferiores a él, y para que esto se dé, tendrá que darles el libre albedrío como algo necesario para ofrecer entonces su doctrina.
“El hombre es representado como algo acaecido, como algo no necesario, como si hubiese perdido la forma de la igualdad consigo mismo al probar la fruta del árbol del conocimiento del bien y el mal, siendo arrojado fuera de la conciencia inocente de la naturaleza que se le entregaba sin trabajo del paraíso, del jardín de los animales”[9]


Hegel habla de los llamados “momentos universales” los cuales son todos aquellos incluidos en el predicado,”el bondadoso, el justo, el santo, el creador del cielo y de la tierra” y que además tienen relación directa con aquellos acontecimientos históricos los cuales son necesarios dado que encuentran “su retorno de la conciencia al seno del pensamiento” estos momentos pueden ser sabidos pero no necesariamente revelados, ya que para los primeros en todo caso son revelados así mismos y en los segundos, este sí mismo permite para el que es allí.

“Cuando esos momentos son sabidos, su fundamento y su esencia, el sujeto mismo no es aún revelado y lo mismo ocurre con las determinaciones de lo universal…este puro universal es revelado como sí mismo, pues este sí mismo es precisamente este interior, reflejado en sí que es alli….y que es la propia certeza de aquél sí mismo para el que es alli”[10]



Podemos concluir que Dios requiere de movimiento, es decir éste se reconoce a si mismo a través de nosotros y es ahí donde deviene con sus contradicciones, “El ser se devenga por su contradicción”.

El espíritu en busca de la verdad, necesita de las fisuras de los acontecimientos históricos para avanzar, entonces ¿Acaso será una utopía, alcanzar el espíritu absoluto dado que para llegar a éste es necesario el devenir de los acontecimientos históricos?

La contradicción es necesaria, no se soslaya a la contradicción, al contrario se le busca.

Elaboró: Ana Cristina Hernández Morales.


[1] Hegel, G.WF “La Religión Revelada en Historia de Jesús”, Madrid, Taurus, 1987 P..100
[2] Ibid. pag 100
[3] Ibidem
[4] Ibid. pag,103
[5] Ibidem
[6] Ibid, pag. 104
[7] Ibid Pag 105, 106
[8] Ibidem
[9] Ibid, pag. 114, 115
[10] Ibid pag. 106

miércoles, 9 de diciembre de 2009

LECTURA: SOBRE LA CIENCIA DE LA LÓGICA EN LA ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS

La lógica es la ciencia de la idea pura; esto es, la idea en el elemento abstracto del pensamiento. La lógica es la ciencia más difícil porque no opera con representaciones sensibles abstractas, sino con abstracciones puras, y requiere la fuerza y el hábito de retirarse al puro pensamiento, cerrarle y moverse dentro de él. La utilidad de la lógica se refiere a su relación con el sujeto, puesto que contribuye a la educación de la inteligencia, cualquiera que sea el fin que se proponga, y contribuye ejercitándola en el conocimiento de las leyes del pensamiento, pues es el pensamiento del pensamiento o la ciencia del pensamiento puro.
El pensamiento como actividad es, por tanto, lo universal activo y propiamente aquello que se hace a sí mismo, ya que el hecho, el producto, es justamente lo universal. La diferencia entre lo sensible y el pensamiento, consiste en que la esencia de lo primero es la individualidad, y como el individuo tomado ahora aisladamente y, por decirlo así, en estado de átomo se encuentra en determinadas conexiones con los demás objetos, lo sensible será una exterioridad reciproca.
Lo que constituye la verdad en los objetos y en los acontecimientos, lo que constituye su interioridad, lo esencial, lo que importa conocer, no se da inmediatamente en la conciencia, no es aquello que se nos ofrece a primera vista y desde el primer momento, sino que es preciso reflexionar para llegar a su verdadera naturaleza, y que ésta sólo se consigue con la reflexión.
Lo que constituye la verdad en los objetos y en los acontecimientos su interioridad, lo esencial, lo que importa conocer no se da inmediatamente en la conciencia, no es aquello que se nos ofrece a la primera vista y desde el primer momento, sino que es preciso reflexionar para llegar a su verdadera naturaleza, y que ésta sólo se consigue con la reflexión.
La verdadera naturaleza de las cosas se manifiesta por la reflexión, y el pensamiento reflexivo es mi propia actividad, las cosas pueden ser consideradas desde este punto de vista, como el producto de mi espíritu.
En el pensamiento es donde reside la libertad, porque es la actividad de lo universal y constituye una relación simple consigo misma. La reflexión
El pensamiento es concreto y es idea, la reflexión nos conduce al pensamiento a lo que hay de universal en los seres.
Hume pone, como fundamento de la verdad, la verdad de lo empírico, del sentimiento y de la intuición; y partiendo de esta verdad, combate los principios y las leyes generales por la razón de que no se justifican mediante la percepción sensible. Se parte del ser, y de él pasamos a lo abstracto del pensamiento, o por el contrario, pasamos de lo abstracto al ser.


.Bibliografía: Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, trad. Ramón Vall, Alianza, Madrid
ELABORO: Beatriz Alvear Díaz

Lectura: sobre la Introducción a la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas de Hegel

La lectura dice sobre la Filosofía y la Religión, que mantienen objetos en común como la verdad o la del ser absoluto (Dios), la diferencia es que la filosofía debate con las ciencias y en la religión es cuestión de fe y ante eso no hay absolutamente nada que debatir, pero en Kant lo denomina cosa en sí, abstracción que todo ser humano ha pensado.
Los pensamientos, producidos por la reflexión sobre aquellos modos de la conciencia, se constituye a lo que se le llama reflexión, razonamiento y también filosofía, las pruebas metafísicas de la existencia de Dios se inventaron con el fin de hacer surgir, y como si sólo y esencialmente por medio de ellas pudiese surgir la fe y la convicción de la existencia de Dios.
La conciencia da el carácter determina a los sentimientos, intuiciones, imágenes, representaciones, fines, deberes y a los pensamientos y conceptos, Sentimientos, intuición, imagen, por otro lado una cosa es tener pensamientos y conceptos y otra saber qué sean las representaciones, intuiciones y sentimientos que corresponden a ellas, pero también tomar los pensamientos así, sin mezcla alguna, la reflexión, produce, por lo menos, este efecto: transforma los sentimientos, las representaciones, en pensamientos.
La separación de la realidad y de la idea es especialmente favorita del intelecto que toma los ensueños de sus abstracciones, en el pensamiento se dan las experiencias a través de los sentimientos; La tarea de la filosofía puede ser determinada del siguiente modo: El espíritu como sentimiento e intuición, por objeto lo sensible, como fantasía, las imágenes, y como voluntad los fines, y el

problema seria que no se conoce los conceptos que corresponden a cada representación, esto pasa en el pensamiento abstracto, la filosofía debe su origen primero a la experiencia, pero, en realidad, el pensamiento es esencialmente la negación de un existente inmediato..
La religión por muy desarrollada, o por muy generosa que sea, ya se haya elevado a conciencia científica o permanezca confinada en la simple fe o en el corazón, posee siempre la misma intensa naturaleza de satisfacer o beatificar.
Al comienzo de la filosofía, parece que ella también, como las ciencias particulares, deba empezar por un supuesto subjetivo; esto es, por un objeto particular que en las otras ciencias es el tiempo o el espacio y que en ella es el pensamiento.

.Bibliografía: Hegel, G.F. Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, México, Casa Juan Pablos, 2002
Elaboró: Beatriz Alvear Díaz