viernes, 6 de noviembre de 2009

Reporte de Lectura de "La Religión Revelada" en Historia de Jesús escrita por Hegel

La religiosidad permite que se tenga una conexión con lo absoluto. Se debe tomar en cuenta que para tener los elementos necesarios que nos llevan a posicionarnos en el lado de la espiritualidad, de lo que se tiene en más alta estima, obliga hacer a un lado todos los impedimentos posibles para poder tener una aspiración a la verdad absoluta. Ésta tiene una conexión con la divinidad, pues es aquí donde se juegan los criterios y valoraciones que se deben tener de los que se ha denominado Dios. Realizar esto, en modo alguno es fácil, ya que durante el proceso histórico que ha recorrido la humanidad, han confluido una serie de creencias que nos llevan a tener múltiples visiones del mundo, lo que hace que la explicación de la realidad entre en conflicto. En una palabra: Ha habido diferentes credos que van des el politeísmo presente en los antiguos pueblos primitivos, que tenía lugar cuando se hablaba de los Dioses del sol, del agua , hasta un monoteísmo que en la actualidad domina, y en el cual están insertadas las religiones hegemónicas, como el cristianismo.

¿Pero, entonces que es lo que tenemos que llevar a cabo para poder tener una noción fidedigna de la divinidad, que nos lleve a una convergencia que nos permita estar en comunidad? En primer lugar, debe haber una desprendimiento de los contingente, que ha tenido lugar a través del tiempo, lo que nos mostrado que no hay un punto de acuerdo en la concepción de la divinidad. “Ha enmudecido la confianza en las leyes eternas de los dioses, lo mismo que la confianza en los oráculos que pasaban por conocer lo particular.1” Por un lado, se deben hacer a un lado todas las representaciones de Dios(es), que han tenido lugar dentro de las representaciones artísticas. Es sabido que dentro de la cultura Griega antigua, los griegos edificaron monumentos colosales de los Dioses, en los sitios como el Partenón –con la figura imponente del Dios Zeus, como el jefe de los Dioses del Olimpo; y en el cristianismo tiene innumerables manifestaciones del arte sacro –las más representativas las encontramos en el vaticano, el cual fue diseñado y decorado por varios genios del Renacimiento como Miguel Ángel. Es así, que no debemos atenernos a las imágenes y los símbolos que representan a la divinidad.

Para comprender la dualidad existente entre el mundo material y el mundo espiritual, tenemos que realizar una división entre lo contingente, lo parcial, que es característica de lo humano, y lo inmutable, lo omnipresente, que es característica de lo absoluto. Ello da pie a que se abran dos brechas: la primera tiene relación con la conciencia –debemos ser conscientes de nuestra finitud y del mundo perecedero, y de la autoconciencia2 que tiene una conexión con lo absoluto. Según palabras de Hegel: El terreno dominante debe caber dentro de la autoconciencia, para lo cual se debe partir de lo finito y lo perecedero, para poder llegar a la contemplación de lo absoluto. Tal camino, nos lleva a la abstracción, al pensamiento especulativo3 de la divinidad, que ya no es el de las imágenes que están presentes en las diferentes religiones, sino a la representación de la esencia de ésta. Por eso, se ha convenido que dentro de lo absoluto tienen que confluir tres personajes: El Padre, el Hijo y el Espíritu, lo que se conoce como la trinidad4. Es una división que da como resultado que el dogma de lo absoluto sea respetado y sea tenido en cuenta, como uno de los puntos clave para entender la religión revelada, lo que nos permite ver críticamente los elementos que componen ésta.

Se tiene que concebir que el mal y el bien existan como 2 elementos contrapuestos entre sí. Se sabe que el mal se originó en el mundo, cuando Eva le dio de comer a Adán, la manzana del árbol prohibido del bien y el mal, que viene siendo el de la sabiduría. La situación del mal en el mundo está relacionada con lo natural, con lo que es superficial y mundano; y el bien tiene relación con la reflexión que se gesta y está encaminada y presente en la autoconciencia. Forzosamente dentro de la religión revelada bien y el mal, nos llevan a la comprensión de todas las facetas que perviven en el mundo. Es la negatividad dentro del mal, la que hace que el bien, sea una potencia que siempre lo está desafiando. Como lo afirma Hegel: “En tanto que el ser otro se divide en dos, el espíritu sería expresado de una manera más determinada en sus momentos y, si se los contara, se expresaría como cuaternidad, o puesto que la muchedumbre se divide, a su vez, en dos partes, a saber, en la que se mantiene buena y la que se torna mala, incluso como quineida.5”

El espíritu es el que tiene relación con lo absoluto. Se le puede buscar si se apela a la autoconciencia, a lo que tiene relación con el hombre divino general, que está emparentado con la comunidad6; lo que significa ver las posibilidades que tiene la humanidad de ir hacia adelante, y de poner el mejor esfuerzo para el desarrollo y beneficio de todos.

La religión revelada, es una parte de la fenomenología que está dedicada a examinar la racionalidad de la espiritualidad de forma general; haciendo énfasis en lo absoluto, en el espíritu que lleva a replantearnos nuestra concepción de religión monoteísta.


Bibliografía:
Hegel, G. W.F, “La religión revelada” en Historia de Jesús, Madrid, Taurus, 1987, p.99

Elaboró: María Georgina Quintero Sánchez

Aviso!!

El sábado 7 de noviembre no podré ir a la sesión, espero me disculpen y nos vemos la próxima. Ya platicaremos sobre la reposición (ustedes saben que no hay problema)

Otra cosa
Me alarma que a estas alturas del curso aún no hayan subido nada al blog!!!