jueves, 10 de diciembre de 2009

La Historia de Jesús. La Religión Revelada

La Historia de Jesús. La Religión Revelada


Hegel argumenta que a través de las contradicciones el ser devenga pero al mismo tiempo que se dan dichas contradicciones se avanza para alcanzar lo que él llama: Espíritu absoluto.

Hegel nos habla de “el sí mismo, que es la escencia absoluta”, “el movimiento y la inversión de dicha proposición”[1]. El sí mismo viene de lo particular y de lo absoluto, es decir, que cuando pensamos en lo absoluto o divino, necesariamente lo hacemos a través de lo particular, en ese sentido el espíritu se conflictua, ya que Dios se reconoce así mismo a través de nosotros,
Hegel nos muestra cómo en un enunciado donde hay sujeto y predicado, éste último es igual a la sustancia separado del sujeto, “El sí mismo es la esencia absoluta”[2]

Para abordar la vida ética, según Hegel, tiene que ser desde lo general, abstracto o universal, pues desde ahí, desde lo abstracto derrama su singularidad y a la vez ésta “Se eleva desde este contenido y su ligereza la depura en la persona” [3]”En la vida ética el sí mismo se ha hundido en el espíritu de su pueblo, es la universalidad plena” .

Al mismo tiempo su pueblo avanza a través de las fisuras que la historia va registrando, el “espíritu” camina hacia lo absoluto, es decir, que en tanto el pueblo se deviene el espíritu avanza, contradicción misma, que nace desde lo divino (abstracto), y lo terrenal (concreto)


Cuando Hegel dice que “la conciencia sólo dentro de sí es la esencia”, está imposibilitando a la representación del objeto en el sujeto dado que la esencia necesariamente, será a priori, sin embargo para saberse como objeto, necesita el reconocimiento jurídico y al darse éste se da un traslado a la conciencia en donde encontrara su verdad.

Por otro lado si bien es cierto que la religión ofrece la verdad a través de Dios (lo absoluto, divino, perfecto), para conocer dicha verdad, lo absoluto tendrá que concretarse o individualizarse a través de Jesús hijo, quien por medio del espíritu santo se encarna convirtiéndose en igual al ser humano, imperfecto, consumándose así la “trinidad”

Ahora bien, Hegel nos dice en estas dos proposiciones lo siguiente:

a). Cuando la sustancia impide al sujeto incluir al “para si”, convirtiéndose en autoconciencia, “la sustancia se enajena de sí misma y se convierte en autoconciencia”.[4] Y,
b).Cuando la autoconciencia permite al sujeto representar al objeto “cuando la autoconciencia se enajena y se convierte en coseidad o en sí mismo universal” son inversamente proporcionales pero al mismo tiempo necesitadas una de la otra dado que en ellas, al darse su acercamiento o su devenir, se encuentra el espíritu.

“….tiene una madre real, pero un padre que es es sí como la sustancia son sus dos momentos o la autoconciencia mediante cuya mutua enajenación convirtiendose cada una de ellos en el otro, el espíritu cobra se alli como su unidad”[5]


Como hemos visto la autoconciencia impide la representación del otro, es decir la autoconciencia únicamente es “en sí” y “no para si” por lo que según Hegel no existe devenir de tal modo que el “espíritu es atributo al ser alli por la imaginación”[6] y esta estada representa en la vida misma, por la
naturaleza y la historia. En cuanto al terreno religioso, utilizan estas manifestaciones de la imaginación, para demostrar su verdad, sin embargo dice Hegel, que esta significación, “no logra ninguna fe ni veneración”

Por qué Hegel nombra a la religión, religión revelada?. La Religión oferta lo absoluto, lo abstracto, sin embargo para poder entender o vivir lo que esta religión ofrece, necesariamente tendrá que ser entre iguales, entre seres humanos, por lo que lo abstracto se convierte en concreto encarnando así a la esencia divina y justo es ahí donde ésta (la esencia divida), es revelada.
“…En ella la esencia deviene sabida como espíritu o es su conciencia sobre sí de ser espíritu…Por ello en esta religión es revelada la esencia divina”[7]


La conciencia se puede manifestar en dos casos, como esencia absoluta, es decir como un sí, mismo, o bien, cuando se le concede un otro a ésta, un secreto, como diría Hegel, es decir, representando a la conciencia un objeto y siendo éste mismo el secreto, cuyo objeto será para sí. “Este ser secreto termina cuando la esencia absoluta es, como espíritu, objeto de la conciencia”[8]


No es posible llamársele espíritu absoluto en la pura esencia abstracta, dado que tiene acompañarse de su contradicción, es decir éste desciende para darse a sí mismo la forma.

Si bien es cierto que la religión busca la verdad, esta tendrá que ser a partir de su propia contradicción, es decir si su postulación máxima es Dios, siendo éste perfecto, omnipotente, a quién entonces les ofrecerá dicha búsqueda?, sino a otros inferiores a él, y para que esto se dé, tendrá que darles el libre albedrío como algo necesario para ofrecer entonces su doctrina.
“El hombre es representado como algo acaecido, como algo no necesario, como si hubiese perdido la forma de la igualdad consigo mismo al probar la fruta del árbol del conocimiento del bien y el mal, siendo arrojado fuera de la conciencia inocente de la naturaleza que se le entregaba sin trabajo del paraíso, del jardín de los animales”[9]


Hegel habla de los llamados “momentos universales” los cuales son todos aquellos incluidos en el predicado,”el bondadoso, el justo, el santo, el creador del cielo y de la tierra” y que además tienen relación directa con aquellos acontecimientos históricos los cuales son necesarios dado que encuentran “su retorno de la conciencia al seno del pensamiento” estos momentos pueden ser sabidos pero no necesariamente revelados, ya que para los primeros en todo caso son revelados así mismos y en los segundos, este sí mismo permite para el que es allí.

“Cuando esos momentos son sabidos, su fundamento y su esencia, el sujeto mismo no es aún revelado y lo mismo ocurre con las determinaciones de lo universal…este puro universal es revelado como sí mismo, pues este sí mismo es precisamente este interior, reflejado en sí que es alli….y que es la propia certeza de aquél sí mismo para el que es alli”[10]



Podemos concluir que Dios requiere de movimiento, es decir éste se reconoce a si mismo a través de nosotros y es ahí donde deviene con sus contradicciones, “El ser se devenga por su contradicción”.

El espíritu en busca de la verdad, necesita de las fisuras de los acontecimientos históricos para avanzar, entonces ¿Acaso será una utopía, alcanzar el espíritu absoluto dado que para llegar a éste es necesario el devenir de los acontecimientos históricos?

La contradicción es necesaria, no se soslaya a la contradicción, al contrario se le busca.

Elaboró: Ana Cristina Hernández Morales.


[1] Hegel, G.WF “La Religión Revelada en Historia de Jesús”, Madrid, Taurus, 1987 P..100
[2] Ibid. pag 100
[3] Ibidem
[4] Ibid. pag,103
[5] Ibidem
[6] Ibid, pag. 104
[7] Ibid Pag 105, 106
[8] Ibidem
[9] Ibid, pag. 114, 115
[10] Ibid pag. 106

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